Pobre inmigrante,
que te detienes
en la muralla;
que miras al cielo
desde la orilla;
que vienes de una vida
de fuego y lágrimas.
Que surcas la mar,
a la luz de las estrellas
y buscas desolado,
un nido de amor.
Que sabes del llanto
de las palomas
sin libertad.
Conoces la nostalgia,
por el amor a la tierra
que acabas de dejar
y ante las concertinas,
pasan los días,
esperando el momento,
para trepar.
J.Plou
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