Recuesta en
mi tu cabeza,
acerca tu
cuerpo a mi cuerpo
y con tu
dorado cabello,
teje un velo
reluciente,
que consagre
la unión,
de nuestras
almas fundidas,
al puro roce
de los besos.
Yo seré el
eterno amante
de tu
esplendoroso fuego,
encendido con
la lumbre
de tus
azulados ojos.
Entre halagos
y caricias
te contaré
lo que sueño,
para dormirte
en mis brazos
respirando de
tu aliento.
A la falda de
una montaña,
nuestro nido
construiremos,
con peñascos
de la sierra,
con olorosos
maderos,
el Sol nos
dará su luz,
ardiente,
como la pasión,
nunca apagado
de amores
que arroparán
nuestros pechos.
Las
melancólicas aves,
posadas entre
los álamos,
cuando caiga la tarde
y en calma se
retire el viento,
entonarán
sus cánticos,
más suaves y
amorosos,
al sonar
entre suspiros
el eco de
nuestros besos..
En lo más
claro del bosque,
el más
perfumado y más fresco,
pasearemos,
abrazados,
nuestro
idilio siempre eterno.
tú,
sonriente y dichosa;
yo, alegre,
feliz y contento.
Cantarán
nuestro amor eterno
con dulcísima
entonación,
los
pajarillos parlantes.
Y cuando
aparezca la luna,
los trinos de
aquel canto,
acunarán
nuestro sueño.
El alba vendrá a
despertarte,
con su bello resplandor;
de un cielo de azul y oro
nos levantará del lecho.
Y tus deliciosas risas
y el acorde de mis versos,
confundidos en un trino,
saludarán al día nuevo.
Ven a mis brazos, mi amor;
junta tu cuerpo a mi
cuerpo.
y enlaza
nuestras frentes,
con las trenzas de tu
pelo,
con bella
corona de amores...
¡Ven... que
a disfrutar iremos
de nuestro
gran amor,
a los montes
de mi sueño!
J.Plou
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