Junta tu cara con la mía,
¡oh bella estrella divina!
como lo hiciste aquel día,
entre el trigo de la colina;
porque el simple roce,
de tu cara campesina,
hace que viva la mía.
Junta tu boca con la mía,
como la vez primera,
porque saben tus besos,
a cálida primavera.
Junta tu cara con la mía,
como en aquel momento,
en que a la vida mía,
le servía de alimento;
como alimenta el viento,
las velas de un navío
que lo impulsa mar adentro.
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