¡Mujer! bendito sea tu resplandor,
que despeja la oscuridad en que vivo;
de quien más clara inspiración recibo,
absorbiendo tu mágico fulgor.
Calienta tu lumbre esplendorosa,
a mi cuerpo abatido y desolado,
que suspira por ti emocionado,
al entrar en tu vida luminosa.
No te empañan nieblas, ni sombras,
pues las sombras de tu brillo huyeron
y a tu luz y encanto sucumbieron.
Yo lucharé ayudado por tu llama
con la rebelde inspiración que canto,
y en mi locura borraré el quebranto,
que por mi fantasía se derrama.
Yo lucharé, ansioso por la gloria,
que engalanada de tí le da mas brío;
ya que a mi insólito afán confío,
el gallardo laurel de la victoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario